jueves, 27 de diciembre de 2007

mi body, my mind

Son las 2 de la madrugada, escucho “The cure” y veo fotos de chicas a seguir por las masas, esqueléticas por supuesto. ¿Esto es vida? ¿Vale la pena?
Cinco años pasaron desde que mi cerebro vuelve por más o menos tiempo a lo mismo, y mi cuerpo va acompañado. Es una constante contradicción porque soy muy consciente en casi todas mis acciones pero por esta no me luzco. Odio lo que soy, no solamente físicamente sino psíquicamente. Es penoso tener que ser una contradicción personificada, cuya vida se basa en lamentarse por su imagen corporal.
Me lastima que cada vez más adolescentes y hasta adultas estén sumergidas en este callejón sin salida, para las que están muy adentro del laberinto. Wow, nunca pensé que podía llegar a denominar a la anorexia un laberinto, pero (bah no sé porque pienso y escribo, y no borro y soy así de espontánea) es tan rebuscado, tan enfermizo que querés salir pero te entretiene el juego y cuando un juego te gusta no querés terminarlo más. Y la verdad, es que todos los laberintos tienen salida y obviaré la respuesta, pero ¿Cuál es la salida a mi distorsión?
Distorsión no solo de mi y mis piernas, panza, cara, brazos, cutis, manos, pies, y cada centímetro de mi cuerpo sino del mundo en general. Todo lo que los demás dan por sentado, yo indago y viceversa. Siempre en contra del viento, y por ende siempre chocando, sufriendo. No logro apaciguarme y como si no fuera del todo triste, nadie tiene argumentos ni fundamentos válidos como para contradecir mis palabras.